La música estaba un poco alta. Bueno, vale, tal vez un poco demasiado alta. Pero se suponía que en las discotecas, o en los baretos de mala muerte, como era el caso, la música siempre está lo suficientemente alta como para que si estás colocado no oigas ni tus propios pensamientos. Al fin y al cabo, eso era lo que buscaban los que estaban allí. En
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